La enfermedad de Parkinson (EP) es más conocida por los temblores que provoca, ya que son los síntomas más visibles. Sin embargo, la enfermedad provoca cambios mucho más profundos. Antes de entrar en detalle en los beneficios potenciales del CBD, te sugiero que aprendas más sobre los diferentes aspectos de la EP. Tanto físicas como mentales, nos ayudarán a comprender mejor las necesidades de los afectados.
La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. En ambas enfermedades, la destrucción neuronal conduce a la pérdida de funciones (memoria, movimiento, etc.) que, con el tiempo, puede desembocar en demencia. Por lo demás, ambas enfermedades son muy diferentes. La EP afecta a 25.000 nuevas personas al año, generalmente después de los 60 años, aunque veremos que hay formas que aparecen mucho antes (denominadas formas precoces).
En el caso de la EP, los investigadores han descubierto un déficit de dopamina en una zona que es crucial para controlar la movilidad. Estos son los síntomas motores característicos y reconocibles de la enfermedad. La EP es la segunda causa más común de pérdida de movilidad después del ictus.
La dopamina empieza a escasear y los mensajes nerviosos gestionados por este neurotransmisor son cada vez menos eficaces. Esta muerte neuronal se extiende después a otras vías dopaminérgicas como el área del olfato y el tubo digestivo, rico en neuronas, lo que explica las diversas alteraciones que detallaremos a continuación. También hay que tener en cuenta que la vía dopaminérgica es la más gravemente afectada, pero no es la única. Esto provoca una cascada de degradaciones que repercuten en otras vías como la de la serotonina, que interviene en la regulación del sueño y el estado de ánimo.
Otro punto importante es que una persona con síntomas motores ya se encuentra en la fase media de la enfermedad. Su cerebro ya no es capaz de compensar la pérdida de neuronas (cuando se ha destruido el 50% de las neuronas de la sustancia negra).
Los primeros síntomas no son temblores, sino alteraciones del sueño, pérdida del olfato (anosmia) o estreñimiento, ya que los movimientos del tubo digestivo que hacen avanzar el bolo alimenticio están controlados por neuronas dopaminérgicas. Los pacientes también pueden presentar alteraciones visuales (contraste o color).
Lo que dificulta el diagnóstico precoz es que algunos de estos síntomas (disminución del sentido del olfato, de la visión, problemas digestivos) también pueden deberse a la edad. Lo más difícil es detectar un deterioro anormalmente rápido o grave y diferenciarlo del envejecimiento normal. Así que no se asuste si se siente un poco menos bien o tiene problemas digestivos. Si estos problemas persisten, lo mejor es averiguar la causa consultando a un médico. Al segundo componente principal del cannabis, el cannabidiol (o CBD), se le atribuyen numerosas propiedades medicinales, por lo que se considera que tiene propiedades terapéuticas.
A medida que avanza la enfermedad, se desarrollan los síntomas motores más visibles:
En general, movimientos más difíciles (acinesia), menos numerosos (hipocinesia) y más lentos (bradicinesia).
Esto afecta a movimientos automáticos como caminar, escribir, que se vuelve más estrecho en los pacientes (micrografía), pero también a las expresiones faciales, que pueden tener un impacto social muy importante.
Confiamos mucho en nuestra vista y en las expresiones faciales de los demás para entender sus emociones. Un rostro congelado puede parecer insensible: esto puede enmascarar una gran angustia para los pacientes de Parkinson.
Es el síntoma más frecuente (88% de los pacientes de Parkinson).
La EP también se manifiesta por síntomas no motores, a veces los más incapacitantes. Afectan al 70% de los pacientes y son variables:
Problemas para tragar y hablar, incluso una disminución del volumen de la voz, lo que dificulta la comunicación.
A medida que la EP avanza, disminuye la independencia, la interacción social, la capacidad laboral y la calidad de vida del paciente. Dificultad para moverse, escribir, hablar, mostrar emociones. Todos estos factores aumentan el riesgo de depresión. También puede ser una señal de advertencia del desarrollo de la enfermedad (daño en las vías de la serotonina) y siempre debe tomarse en serio.
Por desgracia, aún no se conocen los mecanismos iniciales de desarrollo de la enfermedad (se dice que es idiopática), pero sus consecuencias son visibles en el cerebro. La EP se caracteriza por :
Una acumulación anormal de proteínas en las neuronas, las α-sinucleínas, debida a un mal plegamiento. Su forma anormal les permite pegarse entre sí. Estos cúmulos se denominan cuerpos de Lewy.
Se desconoce la causa de esta malformación. Estos cuerpos de Lewy no son específicos de la EP, pero son un claro indicador de la mala salud de las células neuronales porque son neurotóxicos. Actividad anormal de las mitocondrias, las “centrales energéticas” de las células. Esta hiperactividad provoca un estrés oxidativo perjudicial que puede provocar inflamación y daños en el ADN. Muerte neuronal, debida a la inflamación del tejido cerebral. El contexto oxidativo e inflamatorio parece activar las células inmunitarias que atacarían al organismo para eliminar el tejido dañado.
Existen posibles explicaciones y factores de riesgo para la aparición de la EP. Predisposición genética, por ejemplo: el 15% de los pacientes están afectados, mucho más en el caso del Parkinson que en el del Alzheimer.
Los genes implicados pueden causar formas precoces (la EP aparece entre los 20 y los 50 años) o aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
También intervienen factores ambientales. La exposición a metales pesados y pesticidas aumenta el riesgo de desarrollar EP, reconocida como enfermedad profesional en los agricultores.
También se cree que la inflamación intestinal crónica y la calidad de la microbiota son responsables. La mayoría de los pacientes con enfermedad de Parkinson se quejan de estreñimiento durante años antes de desarrollar síntomas motores. Evitar esta inflamación mediante una dieta sana y variada es una vía importante para la prevención de enfermedades.
En cuanto a los factores de protección, el consumo de cafeína, el ejercicio físico y, por una vez, el tabaquismo son los ejemplos más conocidos. Se cree que la causa es la nicotina y su efecto estimulante sobre el sistema dopaminérgico. Para los no fumadores, las plantas de la misma familia pueden proporcionarle un poco de esta molécula (berenjenas, pimientos y patatas en particular).
El entorno es un factor que influye en el desarrollo de la enfermedad (positiva o negativamente). Es importante comprender que no existe una única causa de la EP: es multifactorial.
Por último, el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es delicado. Ninguna prueba biológica puede confirmar la enfermedad (análisis de sangre, diagnóstico por imagen, etc.). La enfermedad sólo se confirma tras una entrevista con un neurólogo (examen clínico) o incluso tras unos meses de tratamiento si el estado del paciente mejora.
Actualmente no existe cura para la EP. Hoy en día, los tratamientos farmacológicos siguen siendo puramente sintomáticos. Actualmente, el tratamiento de referencia para la EP es la administración de dopamina.
Este método compensa los efectos de la pérdida neuronal. Existen otros fármacos para aliviar los síntomas no motores de la enfermedad. La elección del tratamiento es muy importante porque el fármaco elegido funciona muy bien… durante un tiempo limitado. Es el llamado “periodo de luna de miel”, que dura un máximo de 10 años. Después, los efectos secundarios empeoran.
Explicación:
Las personas con EP tienen niveles bajos de dopamina, lo que desencadena algunos de los síntomas motores incapacitantes. Lo más lógico sería dar dopamina a estos pacientes.
El problema es que este neurotransmisor activa un gran número de receptores en todo el cuerpo. Por tanto, la molécula debe administrarse exactamente donde los pacientes la necesitan: en el sistema nervioso central y/o en el aparato digestivo.
De lo contrario, se activarían todos los receptores de dopamina, lo que provocaría más efectos secundarios que beneficios. Para evitarlo, el propio organismo dispone de un sistema de protección. Una enzima de la sangre descompone la dopamina. No puede inyectarse sin más, ya que se destruiría inmediatamente.
Para sortear este problema, el fármaco más utilizado, la L-DOPA, es un profármaco: está inactivo cuando entra en el organismo y necesita un paso de transformación para hacer efecto. La L-DOPA también se administra con otra molécula que impide que las enzimas del organismo la conviertan en dopamina. Incluso con todas estas precauciones, la eficacia de este tratamiento es limitada. Su uso provoca discinesias (movimientos involuntarios) si no está perfectamente dosificado.
La L-DOPA sigue siendo la molécula más eficaz para los síntomas motores, pero su eficacia disminuye con el tiempo. En efecto, una vez que la L-DOPA llega al cerebro, son las neuronas las que la captan y la transforman en dopamina. El problema es que, en las fases avanzadas de la enfermedad, ya no hay neuronas suficientes para llevar a cabo esta transformación…
Una vez superado el periodo de luna de miel, los pacientes experimentan cambios en el estado de sus funciones motoras denominados fase ON/OFF. En la fase ON, se pueden realizar movimientos, pero las discinesias empeoran. En la fase OFF, se habla de acinesia (movimientos bloqueados), el riesgo de caídas es importante, sobre todo porque estos cambios son aleatorios durante el día.
Además, la transición de la luna de miel a esta alternancia ON/OFF puede producirse bruscamente, dando lugar a una gran incomprensión: un tratamiento que está funcionando perfectamente de repente requiere muchas visitas de vuelta al equipo médico porque la persona puede tener dificultades para verbalizar o expresar sus sentimientos.
Éste es otro período de transición difícil en el que el CBD podría ayudar al paciente y a sus cuidadores gracias a sus propiedades calmantes. Cabe señalar que este periodo, a menudo muy difícil de sobrellevar, aumenta el riesgo de depresión. Se comercializan otras moléculas denominadas agonistas dopaminérgicos. Favorecen las vías de señalización vinculadas a la dopamina facilitando los intercambios o amplificando la señal.
Sin embargo, estas moléculas tienen importantes efectos secundarios y reducen una calidad de vida ya de por sí degradada. Incluso pueden provocar cambios de comportamiento, como compulsiones (trastornos alimentarios, trastornos sexuales, ludopatía, gastos imprudentes, etc.). Por lo tanto, esto puede requerir un seguimiento significativo.
Otro enfoque consiste en trasplantar células madre en el cerebro de los pacientes en un intento de regenerar poblaciones de neuronas dopaminérgicas. Este enfoque se ve obstaculizado por el elevado coste de estos métodos y la fragilidad de las células (tasa de supervivencia del ~10%). Por el momento, los resultados son dispares, sobre todo porque hay que vigilar el desarrollo normal de estas células: que no se conviertan en cáncer.
En los casos más críticos, se colocan electrodos directamente en el cerebro para estimular determinadas zonas gravemente afectadas. El objetivo es la estimulación cerebral profunda, pero la operación es traumática y arriesgada, ya que el paciente suele ser anciano. Existe una necesidad real de una alternativa a la L-Dopa, así como de un suplemento para los síntomas no motores (depresión, trastornos del sueño, dolor…). Veamos qué puede ofrecer el CBD.
El potencial del CBD puede dividirse en dos partes distintas. Por un lado, hay investigaciones en curso que llevarán varios años más. Estas investigaciones se centran en los mecanismos por los que actúa el CBD, que, al igual que las causas profundas de la EP, aún están por descubrir. Por otro lado, las ya conocidas propiedades calmantes del CBD que pueden facilitar la vida cotidiana de los enfermos y su círculo de cuidadores.
Investigación:
En términos de investigación científica, se están estudiando varias propiedades del CBD que podrían ser útiles en la EP:
Las oportunidades potenciales están en la prevención, la ralentización de la enfermedad y la ayuda a personas en estadios avanzados mediante el posible aumento de la eficacia de los tratamientos estándar. Cuantas más pistas haya, más posibilidades de éxito.
La multitud de receptores afectados por el CBD multiplica las oportunidades de investigación, pero hace que las conclusiones sean más complejas. Se necesita más investigación, educación de la profesión médica y de los pacientes para aprovechar todo el potencial del CBD, ya que su uso es aún muy reciente. Hasta entonces, veamos qué pueden hacer las dosis de bienestar por las personas con EP.
Bienestar CBD:
El CBD tiene propiedades calmantes. Veamos cómo puede ser útil en el caso concreto de la EP. Cuando se hace el diagnóstico, se pone en marcha un seguimiento médico multidisciplinar: médico de cabecera, neurólogo, geriatra, fisioterapeuta, logopeda y terapeuta ocupacional… Esta completa oferta de cuidados es una oportunidad, pero también puede ser difícil de gestionar para el paciente y su círculo cercano.
Entre el anuncio del diagnóstico, un mundo médico desconocido, la adaptación al itinerario asistencial, las consecuencias de la enfermedad… el CBD puede ayudar a vivir mejor los difíciles periodos de transición, ya sea en términos de ansiedad, sueño o dolor. Por otra parte, algunos síntomas de la enfermedad son difíciles de sobrellevar, causan vergüenza y complican la comunicación. Las propiedades antioxidantes del CBD son, por ejemplo, interesantes desde el punto de vista del sistema digestivo, una esfera que se ve alterada con mucha frecuencia en la EP. Cuando aparecen las fases ON/OFF, puede producirse un nuevo cambio brusco. En estos momentos, el CBD también puede ayudar a vivir mejor en situaciones muy pesadas.
Al actuar sobre la relajación mental y muscular, es posible un efecto sobre el dolor. Esto puede ser útil, sobre todo al principio o al final de una enfermedad. El efecto sobre el sueño también va en esta dirección, ya que dormir mal afecta a la percepción del dolor y al estado de ánimo. El CBD podría reforzar el apoyo no medicinal ofrecido a las personas que padecen EP, facilitando su manejo y su vida cotidiana.
El aceite de CBD sublingual, como en todas las enfermedades crónicas, es la forma preferida de CBD tras consultar con el médico tratante. Ayudando a las personas con EP a controlar mejor la ansiedad debida a la enfermedad, los trastornos del sueño, la desorientación… Ya sabemos que tomar CBD puede mejorar la calidad de vida. Como siempre, cuidado con la inhibición enzimática: no anula los efectos de los tratamientos actuales, pero requiere vigilancia. Este efecto puede prolongar la presencia de los principios activos en el organismo, por lo que a veces es necesario reducir las cantidades de medicamento para evitar efectos indeseables. El aceite puede tomarse 3 veces al día después de las comidas y repartir los efectos del CBD a lo largo del día. La dosis dependerá del estadio de la enfermedad, los síntomas y el peso corporal.
Cuidado con las caídas durante las fases ON/OFF: ¡el CBD es relajante y la enfermedad ya provoca problemas de tensión arterial! Por lo tanto, es necesario controlar a las personas cuando se levantan (de la cama por la mañana, de la silla, …)
No dude en consultar por sí mismo. Las mujeres están más presentes en el grupo de cuidadores (familiares cercanos y cuidadores). Su riesgo de desarrollar una enfermedad cutánea relacionada con el estrés es el doble. En este caso, nuestra crema puede utilizarse para calmar la piel que sufre psoriasis, eczema o acné.
Conclusión:
El CBD es una prometedora vía de ayuda para la enfermedad de Parkinson, ya que puede complementar los tratamientos actuales. La investigación debe aclarar las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, relajantes musculares y ansiolíticas del CBD en humanos y su uso en la EP. Existe la posibilidad de prevenir o ralentizar la progresión de la enfermedad, pero los protocolos son complejos y los resultados no estarán disponibles hasta dentro de varios años.
Aunque el CBD no sea mejor que los tratamientos actuales para los síntomas motores, puede ser eficaz para tratar los trastornos asociados (trastornos del sueño, estrés, depresión), que suponen una carga importante para los pacientes y sus cuidadores.
“En la vida cotidiana, es importante estar informado y recibir ayuda psicológica en todas las fases de la enfermedad de Parkinson, pero especialmente al principio. La ayuda psicológica a tu familia y amigos también es importante.
También hay enlaces a asociaciones de pacientes y al Portal Nacional de Información para las Personas Mayores y sus Familiares. Esto le permite encontrar un punto de información local dedicado a las personas mayores con toda la información que necesita para hacer frente a su pérdida de independencia.