La acción potencial del CBD sobre el sistema inmunitario es una de las más complejas pero también una de las más prometedoras que se están investigando. En este artículo, nos proponemos aprender un poco más sobre lo que el CBD hace o no hace por nuestro sistema inmunológico.
El sistema inmunitario se compone de muchos elementos cuyo objetivo es proteger el buen funcionamiento del organismo. El objetivo es combatir las amenazas externas (virus, bacterias, cuerpos extraños…) pero también las internas (mutaciones, daño o muerte celular). Nuestro cuerpo dispone de células especializadas (defensa y limpieza del organismo) y utiliza moléculas químicas para guiar las distintas reacciones inmunitarias. La más conocida es la inflamación: puede causar hinchazón, enrojecimiento y también está relacionada con el dolor.
Cuando todo funciona correctamente, este sistema está en equilibrio y nos protege de las agresiones. Sin embargo, su complejidad a veces la hace frágil o la hace cometer errores. Las deficiencias, el estrés, la mala comunicación entre sus diferentes elementos pueden provocar enfermedades inmunitarias (o incluso autoinmunitarias, cuando el organismo se ataca a sí mismo), inflamación y dolor crónico. Veamos sobre qué elementos parece tener efecto el CBD.
En primer lugar, hay que cuestionar algunas expresiones. No existe ningún refuerzo del sistema inmunitario. Seguir una dieta equilibrada y prestar atención a la ingesta de vitaminas en invierno es algo muy bueno, ¡pero simplemente ayuda a mantener una salud “normal”! No vas a “potenciar” tus células, sólo cuidarlas y ayudarlas a funcionar con normalidad.
Estas ideas preconcebidas se derivan del hecho de que el invierno puede acentuar ciertas carencias, que ya están más extendidas en la población de lo que pensamos. En este caso, es interesante interesarse por su alimentación y el tiempo que pasa al sol (importante para la síntesis de vitaminas y para su moral). Si sientes un “bajón”, el CBD y el cáñamo pueden ayudarte a superar un periodo de menor bienestar.
A menudo hablamos de ello en los artículos, el estrés, el sueño, el dolor y la inflamación están muy a menudo relacionados. Lo mismo ocurre con la inmunidad: un cuerpo y/o una mente estresados, enfermos o no descansados se debilitan.
Esto es particularmente notable en personas con psoriasis, eczema o herpes zóster (reactivación de la varicela), que tienden a sufrir ataques cuando su organismo (y por tanto su sistema inmunitario) está bajo tensión. Estas enfermedades también están relacionadas con un estado inflamatorio superior al normal.
Otro elemento importante es el ciclo del sueño, que está estrechamente relacionado con la secreción de cortisol. Cuando esto se altera, puede provocar inflamación e inmunosupresión (disminución de las defensas inmunitarias). Si a esto añadimos que el estrés favorece la inflamación, tenemos un círculo vicioso que puede minar rápidamente nuestro sistema inmunitario. Toda la ayuda disponible es bienvenida, incluido el CDB.
Las razones más comunes para tomar CBD son el estrés, los trastornos del sueño y el dolor/inflamación. Como hemos visto, todas estas razones pueden repercutir en la inmunidad. Facilitando la relajación, el bienestar es entonces una forma de preservar su cuerpo del debilitamiento o de ayudarle a volver a la normalidad.
No hay que pasar por alto el impacto psicológico del estrés o la enfermedad. Con demasiada frecuencia, estas dolencias conducen al retraimiento social, lo que supone una pérdida de salud mental, pero también una pérdida de movimiento al aire libre y, por tanto, de exposición a la luz natural. También puede influir en la dieta y la actividad física, que afectan directamente a la inmunidad.
Además del CBD, nuestros productos son 100% naturales y contienen un máximo de ingredientes orgánicos. Esto garantiza que no consuma moléculas que puedan tener un impacto negativo en su salud e inmunidad (pesticidas, contaminantes…).
A nivel digestivo, el consumo de CBD (en forma de aceite o infusiones) y aceite de semillas de cáñamo también sería beneficioso para mantener una microbiota saludable. Los microorganismos presentes en el aparato digestivo son importantes para absorber los nutrientes y protegernos de las agresiones externas.
La forma del CBD también importa: cuando se fuma, el CBD puede tener consecuencias negativas para los pulmones debido a la temperatura del humo y a las moléculas nocivas producidas por la combustión (aún más si el CBD se fuma con tabaco). Los síntomas incluyen tos, acumulación de mucosidad (medio perfecto para el crecimiento de patógenos), inflamación…
Unos pulmones dañados representan una puerta de entrada para diversas agresiones externas, además de debilitar el organismo (reducción de la absorción de oxígeno, lo que altera el sueño y el esfuerzo físico). Una forma de reducir este riesgo es utilizar un vaporizador o favorecer otra forma de consumo.
El mayor reto de la investigación será, como suele ocurrir, probar más el CBD en seres humanos. Ya sabemos que actúa sobre numerosos receptores relacionados con la inflamación y la inmunidad (CB2), pero aún quedan muchos puntos por aclarar.
Por ejemplo, en dosis de bienestar (más bien bajas), el CBD parece reducir los episodios extremos de inflamación. Se están estudiando aplicaciones cosméticas (piel atópica). A dosis más elevadas, el CBD es inmunomodulador y antiinflamatorio, lo que podría ser interesante en enfermedades autoinmunes, pero también en enfermedades ligadas a una inflamación excesiva (cánceres, dolor crónico).
El CBD también podría utilizarse como complemento de los tratamientos antiinflamatorios para reducir su dosis y evitar efectos indeseables. La acumulación de CBD en el tracto digestivo también podría ser interesante en el caso del síndrome del intestino irritable debido a sus propiedades antioxidantes. Esto abre muchas posibilidades para los aceites de CBD, pero también para otros productos (infusiones, comestibles)
Un tratamiento basado en el CBD para una enfermedad específica es posible, pero harán falta varios años más para aclarar los efectos de los cannabinoides en dosis elevadas. También es posible que consumir CBD en cantidades más pequeñas pueda tener un efecto protector (como medida preventiva, que siempre es el método más eficaz).
Cada vez hay más pruebas de que el CBD podría utilizarse por su acción sobre la inflamación y la inmunidad. El reto consistirá en demostrar que el CBD puede actuar en una zona específica del cuerpo o en una parte concreta del sistema inmunitario. Los datos recogidos hasta ahora siguen siendo demasiado imprecisos porque el CBD actúa sobre muchos receptores y el sistema inmunitario es increíblemente complejo. Mientras tanto, el estado general de relajación que proporciona el CBD ya podría ser una valiosa ayuda para mantenerse en forma o superar un periodo difícil.