Las modas y tendencias han ido cambiando a lo largo de los años, en todos los ámbitos y especialmente en el de la cosmética. Cuidarse siempre ha sido una prioridad, pero no de cualquier manera. Hoy en día, los cosméticos ecológicos y respetuosos con el medio ambiente son cada vez más populares. Se prefieren los cosméticos naturales y las marcas de cosméticos han comprendido bien este fenómeno. Cada vez más productos a base de cáñamo invaden las estanterías: geles calmantes, lociones, bálsamos hidratantes, sueros antiedad o cremas de día o de noche, la hoja de cáñamo está en el candelero y los consumidores se lanzan a por ellos. Es importante diferenciar entre el aceite de cannabis (aceite de cáñamo para ser precisos) y el aceite de CBD. Uno se extrae de las semillas de la planta, mientras que el otro contiene un fitocannabinoide procedente de las sumidades floridas. Pero, ¿cómo y por qué el CBD es tan bueno para nuestra piel? ¿Cuáles son sus virtudes? ¿Y cómo elegir el producto cosmético adecuado?
El CBD (cannabidiol) es un fitocannabinoide. La planta de cannabis lo sintetiza en sus flores y, más concretamente, en los tricomas, unas pequeñas glándulas que contienen la mayor parte de sus principios activos. Los científicos le atribuyen multitud de beneficios para el organismo.
En primer lugar, se le atribuye un efecto beneficioso sobre el envejecimiento cutáneo: su acción antiedad y antiarrugas es notable gracias a su potencial antioxidante. En efecto, capta los radicales libres, responsables del deterioro celular y, por tanto, del envejecimiento.
También se dice que el CBD tiene una profunda acción hidratante y deja la piel suave y nutrida.
Además, se le atribuyen propiedades calmantes, especialmente útiles para las denominadas pieles problemáticas, que sufren eczema, psoriasis o acné. Esta acción estaría vinculada a su potencial antiinflamatorio y antialérgico, que permite aliviar los trastornos cutáneos.
Por último, la presencia de receptores endocannabinoides CB1 y CB2 en cada capa de la piel, nervios adheridos a los folículos cutáneos o nervios en la epidermis ayuda a explicar por qué el CBD tiene tantas virtudes tan buscadas en cosmética. El sistema endocannabinoide está implicado en las reacciones inflamatorias y alérgicas, por lo que parece lógico que una aplicación cutánea de CBD ayude a calmar, aliviar y limitar los trastornos de la piel.
Esta nueva tendencia puede explicarse por dos aspectos principales. Por un lado, cada vez hay más conciencia del impacto del consumo en el medio ambiente. Los consumidores son cada vez más conscientes de la importancia de utilizar productos ecológicos, éticos y saludables. Las dramáticas consecuencias del uso de sustancias químicas salen cada vez más a la luz. Los usuarios prestan más atención a la composición de los alimentos y los productos cosméticos.
Por otra parte, se ha producido una evolución de las mentalidades y las representaciones sociales. El cannabis ha sido ampliamente demonizado durante cien años debido a una prohibición que vino directamente de Estados Unidos. La planta sólo se consideraba una droga, en forma de porros y reservada a babacools y marginales. La educación sobre el cannabis está dando por fin sus frutos y los consumidores se interesan por las virtudes de la planta, sus distintos principios activos y aprenden a distinguir entre el CBD y el THC, entre los beneficios terapéuticos y cosméticos y la psicoactividad embriagadora.
Por último, los cosméticos a base de CBD son adecuados para todo tipo de pieles: mixtas, grasas o secas, lo que los hace atractivos y accesibles para todos.
Como ocurre con todos los productos cosméticos, es importante comprobar cuidadosamente su composición. ¿Qué cantidad de CBD hay y cuáles son los aceites portadores? ¿Hay aditivos, perfumes o conservantes químicos?
Además, lo mejor es fijarse en el origen del cáñamo. Le aconsejamos que elija siempre una planta de cultivo ecológico, ético y local si es posible.
También es aconsejable comprobar la seriedad del fabricante y del distribuidor para garantizar el cumplimiento de las normas y reglamentos: ausencia de sustancias prohibidas, como determinados pesticidas, y un contenido de THC < 0,2%.
Por último, identificar con precisión sus necesidades, y por qué no con la ayuda de un profesional como un dermatólogo, le permitirá elegir un producto adaptado, más eficaz y que responda a sus necesidades.
En conclusión, ha aparecido una nueva tendencia en el mundo de la cosmética. Los productos naturales, respetuosos con la salud y el medio ambiente, se han convertido en los favoritos de los consumidores. El CBD cumple estos requisitos a la perfección, ha demostrado su eficacia y sigue deleitando a los usuarios.